El UEMC Baloncesto Valladolid hizo una plantilla casi desde cero para afrontar la temporada en Segunda FEB. Aunque la gran mayoría de los jugadores conocen la categoría sobradamente, hay dos excepciones: dos «rookies» llegados desde la NCAA americana, cuya adaptación era una gran incógnita, pero que están brillando y de qué manera en este arranque de liga.
Isaac Haney «Ice»

16.5PPG 3.0RPG 1.8APG 54.2%T3
El de Missouri viene de ser la gran estrella ante Morón con su 3+1 decisivo para ganar el encuentro. Haney llegaba a Pisuerga con la presión de ocupar la única plaza de extracomunitario permitida en la categoría y, aunque en la pretemporada pagó el peaje de la adaptación con unos porcentajes algo irregulares con la recuperación de ambos bases ha florecido en el rol de ejecutor, que es el que mejor le sienta.
Máximo anotador del equipo y séptimo de la liga: esos son los registros con los que se codea el pistolero de Springfield, que además lo redondea con más de un 50 % en triples, en un volumen de seis intentos por partido siendo un arma letal en los sistemas de David Barrio. Llamado a ser un líder en este equipo, ‘Ice’ está respondiendo con puntos a mansalva y con momentos, como el del sábado, que están reservados solo para los mejores killers de la liga.
Jacob Hanna
11.3PPG 4.8RPG 1.5APG 83.3%T3
Hanna llegó desde la segunda división del baloncesto universitario estadounidense con pasaporte cotonú y, desde el primer día fue la navaja suiza del equipo. Ha operado como director en las ausencias tanto de Isern como de Marín y, cuando no se le ha requerido en esas tareas, ha sido un cuchillo para el juego veloz que propone David Barrio, gracias a sus excepcionales condiciones físicas que también le permiten ser un defensor de quilates.
Escudero de nivel para las filas vallisoletanas, el de Kansas tiene impacto en ambos lados de la pista, acumulando casi cinco rebotes por encuentro y haciéndose cargo del mejor exterior rival cada noche. Un 83,3 % en tiros de tres que parece irreal a lo largo de cuatro encuentros es la matrícula de honor para un todoterreno que promedia 28,5 minutos de juego, porque es valioso en múltiples contextos y una pieza competitiva al 100 %.






