Con la serenidad del que sabe que el desenlace ya está escrito, Álvaro Rubio compareció ante los medios en la antesala del último partido de una temporada marcada por la decepción. El Real Valladolid visita Butarque sin nada en juego salvo el honor. «Estamos fastidiados, porque el partido del otro día no salió como esperábamos», comenzó Rubio, consciente de que la derrota más dura ha sido no competir cuando más se necesitaba.
En un discurso marcado por la autocrítica, el técnico blanquivioleta no esquivó la responsabilidad. «No hemos estado a la altura de esta competición», afirmó. Y lanzó un mensaje directo a la grada: «Lo primero que se me viene a la cabeza es pedir perdón al aficionado».
Con 29 derrotas, un solo punto en la segunda vuelta y el récord de partidos consecutivos perdiendo, la temporada del Real Valladolid quedará inscrita en la historia por los motivos equivocados. Preguntado por la posibilidad de devolver el dinero del abono, Rubio fue claro: «Eso le corresponde al club. Desde mi posición, solo puedo decir que he intentado trabajar al máximo, pero no ha salido».
En lo estrictamente deportivo, la apuesta por los canteranos será uno de los legados que deje este cierre de campaña. «Están trabajando muy bien. He tenido más tiempo para verles y me han demostrado que pueden estar ahí», explicó Rubio, que no descartó un once con varios de ellos ante el Leganés. «El partido va a ser muy duro. Si no igualamos su intensidad, será difícil competir».
Rubio también tuvo palabras sobre la falta de regularidad en las alineaciones: «No ha habido nadie que haya destacado por encima del resto. Me gusta tener a todos activos, y he buscado siempre lo mejor para cada partido». También defendió la participación de jugadores como Florian, criticados por su baja intensidad: «Nos dan otras cosas. He considerado que debían jugar».
Sobre el futuro, el entrenador no cerró ninguna puerta: «No he hablado con el club. Quiero terminar la temporada y luego ver qué opciones hay. Esto es fútbol, pueden pasar muchas cosas. Tengo que estar abierto a todo».
El sábado en Leganés, el Real Valladolid pondrá punto final a un curso sombrío. Pero quizá, entre tanta sombra, empiece a dibujarse el perfil de una reconstrucción. Y en ella, los canteranos y la autocrítica sincera pueden ser los primeros ladrillos.