Álvaro Rubio compareció ante los medios con el temple de quien conoce el vestuario desde dentro y la responsabilidad de quien lidera en tiempos turbulentos. En la previa del enfrentamiento del Real Valladolid frente al RCD Mallorca —este sábado a las 18:30 horas en Zorrilla—, el entrenador blanquivioleta insistió en que su hoja de ruta no cambiará pese al descenso consumado y a la marcha confirmada de Anuar.
“No puedo pensar en la temporada que viene. Voy día a día, partido a partido”, sentenció Rubio, apelando a una filosofía que, aunque simple en apariencia, cobra fuerza en un contexto donde los ánimos se tambalean. La salida del canterano Anuar, uno de los jugadores más emblemáticos del club, fue un tema recurrente en la rueda de prensa. “He vivido muchas cosas con él, incluso como compañero. Se merece todo el respeto”, aseguró con visible emoción.
El técnico reconoció el desgaste emocional que supone ser una referencia dentro del equipo. “Cuando llevas tanto tiempo en un club, la carga mental es enorme, sobre todo cuando las cosas no van bien”, dijo al respecto.
Sobre el rival de este fin de semana, Rubio no escatimó en elogios: “El Mallorca es un equipo muy compacto, equilibrado y que se juega mucho. Igualar su motivación es difícil, pero nosotros tenemos que pensar en competir al máximo y dignificar la camiseta que llevamos”. Un mensaje directo a sus jugadores y a la afición, a quienes recordó que el orgullo profesional también cuenta cuando ya no hay objetivos clasificatorios.
Respecto a la cantera, dejó la puerta entreabierta, pero con condiciones: “Si hay posibilidad y se lo han ganado, jugarán. Pero no voy a regalar minutos por la situación. Tienen que demostrar que quieren estar ahí”.
También valoró situaciones individuales, como la posible vuelta de Karl al arco tras su recuperación o el rol de Jorge Delgado, promesa del filial que podría tener minutos en los partidos restantes. “Delgado ha hecho una gran temporada. Cuando ha entrenado con nosotros, ha mostrado un nivel muy bueno”, subrayó.
Por último, y preguntado por el posible proceso de venta del club, Rubio dejó claro que no altera su trabajo ni el del vestuario. “No hablamos de eso. No depende de nosotros. Estamos muy arropados y centrados en lo que sí podemos controlar”.
El Real Valladolid encara sus últimos cuatro partidos de temporada con una mezcla de profesionalismo, respeto por el escudo y la voluntad de cerrar con dignidad un curso difícil. Y Rubio, con su discurso firme, busca que el equipo no pierda el norte cuando ya no hay mapa.