El inicio liguero de los castellanos no está siendo el esperado, con dos derrotas en los primeros tres partidos y cayendo con amplias diferencias en ambos duelos. En su estreno en Pisuerga, el Pucela ha ido a remolque todo el partido hasta que tirado la toalla en el tercer cuarto, cuando se ha visto 23 abajo.
La falta de acierto, sumado a la fragilidad defensiva y la ausencia de Vucetic, ha sido el cóctel perfecto para la derrota local. Shemar Wilson, con 15 puntos y 7 rebotes, ha sido el máximo anotador y reboteador de las ardillas, mientras que Agustí Sans ha liderado en asistencias con 4 pases a canasta.
El quinteto inicial, lastrado por la baja de Vucetic, estaba compuesto por Hansel Atencia en el puesto de base, Nathan Hoover como escolta, el alero titular sería Jan Puidet, en el «4» partiría de inicio Amanze Egekeze y Shemar Wilson sería su acompañante en el pívot. En un comienzo marcado por el buen hacer de ambas defensas, con solo dos puntos por equipo en los primeros 120 segundos de juego, sería el UEMC el primero en aventajarse tras un triple de Puidet que ponía el 5-2 inicial.
La intensidad de los de Encinas, mucho más agresivos en el rebote y de cara al aro. liderados por las acciones de un combativo Wilson, bastaría para estar por delante varios minutos en la primera mitad del cuarto. Con los cambios y la entrada en pista de Dee, el partido dio un vuelco con los siete puntos seguidos del americano y ahora era Fuenlabrada el que se situaba por encima, obligando al técnico local a parar el choque a falta de 2:28 y con un resultado de 11 a 17.
El parón no fue suficiente para paliar los problemas castellanos, incapaces de anotar, y el conjunto de Ten hizo sangre cerca en la pintura aprovechando la lesión de Vucetic y disparándose diez arriba antes del final del periodo, que se cerraría con un tanteo de 12 a 22.
Ya en los siguientes diez minutos, el Real Valladolid empezaría prolongando su sequía, sin sumar ningún tanto en los primeros dos minutos de juego. Un triple de Durán que ponía en 12 a 27 colmó la paciencia de Encinas, que solicitó otro tiempo muerto en busca de respuestas.
Inmediatamente después, una cesta de tres puntos lograda por Kovacevic reducía la distancia a los doce y despertaba del letargo a los pucelanos, que, a pesar de coger ritmo en ataque, seguían sin soluciones para su agujero defensivo. En este punto, el encuentro se tornó en un intercambio de puntos, algo que lógicamente favorecía a los madrileños, mucho más acertados en todas las líneas y dueños de una ventaja que llegó a ser de 19 tantos. Al final de la primera parte, el marcador sería de 29 a 46 y Shemar Wilson lideraba la anotación blanquivioleta con 8 puntos.
Tras el descanso, Fuenlabrada salto a la pista siendo la voz cantante y ampliando su renta hasta los 21 puntos, sin embargo, las ardillas no se iban a rendir tan fácilmente y a merced de cinco tantos logrados de forma consecutiva, daban un hilo de esperanza al cuadro local, que subió dos marchas la dureza en defensa y se puso a quince tras un gran contrataque.
Fue ahí cuando Ten usó su segundo tiempo muerto para recomponer a su equipo, algo que logró con creces, aprovechando dos pérdidas seguidas de los vallisoletanos para establecer una nueva máxima de 22 puntos de ventaja en el ecuador del cuarto. Un mate de Nwogbo que pusó el 39 a 63 en el electrónico e hizo que los castellanos pararan el crono con el partido prácticamente sentenciado. Tras la reanudación, los fallos desde la línea de 6,75 ahogaron por completo las esperanzas de Valladolid, que no pudo hacer nada ante un Fuenlabrada que siguió sumando puntos haciendo gala de un gran juego colectivo y concluyendo el cuarto con un aplastante 50 a 73 en el luminoso.
Con todo decidido, el Real Valladolid Baloncesto tampoco fue capaz de encontrar ningún tipo de acierto, firmando unos estrepitosos 18 de 57 en tiros de campo y 4 de 24 en tiros de tres puntos cuando se cumplían los 34 minutos de partido. Por su parte, Fuenlabrada, que ya se sabía vencedor desde hace un tiempo, no levantó el pie del acelerador y siguió consiguiendo canastas hasta situar la diferencia en 32 puntos antes de un nuevo tiempo muerto de Encinas. Desde entonces hasta el final del choque, el Real Valladolid se borró del parqué mientras la diferencia no hacía sino aumentar hasta situarse en los 34 tantos finales, en un partido que concluiría con un resultado de 62 a 96.