Se cumple una semana del descenso del UEMC Real Valladolid y las decisiones comienzan a tomarse a orillas del Pisuerga. La primera, y más importante, ha sido la confirmación por parte de la directiva de la continuidad del proyecto en la Segunda FEB a pesar de la deuda económica que arrastran los pucelanos, cercana a los 300 mil euros.
Seguidamente, el pasado miércoles la propia cúpula directiva anunció su dimisión en bloque y la convocatoria de elecciones en las que se elegirán al nuevo presidente de la entidad blanquivioleta. Este casi obligado cambio de rumbo se debe a los errores cometidos en los despachos este año, que han terminado por condenar al UEMC a la tercera categoría del baloncesto español. Sin embargo, los grandes señalados en la debacle han de ser los jugadores, que formaban una plantilla pensada para entrar en play-off y han acabado cayendo al infierno de la extinta LEB Plata.
Hasta 17 jugadores han disputado minutos con la elástica vallisoletana esta campaña, claro reflejo del constante movimiento de piezas dentro del equipo, que, además de dañar todavía más las cuentas del club, ha hecho imposible la formación de un bloque competitivo fijo.
Empezando por el puesto de base, encontramos a tres “1” que han formado parte del Valladolid 24/25. En esta posición, solo Hansel Atencia no ha terminado la campaña con los castellanos. El colombiano fue un parche mientras Mike Torres se recuperaba de su lesión y, al contar con un perfil similar al “33”, cumplió sin mayores alardes, para terminar su año logrando la salvación en Cantabria.
El base suplente ha sido Agustí Sans, probablemente el primer suspenso de la temporada. A pesar de su contrastada experiencia en la categoría, no ha aportado lo suficiente y su pobre bagaje en ataque (4,6 puntos) no ha sido contrarrestado en la parcela defensiva. Cerrando con este puesto, Mike Torres también ha decepcionado en su quinta campaña como ardilla. El hispano-dominicano estuvo varios meses en el dique seco, le costó recuperar el ritmo y, pese a terminar algo mejor la temporada, no pudo poner evitar el descenso.
En los escoltas también ha habido mucho movimiento. El primero en llegar, y en salir, fue Nathan Hoover, que llegó a Pisuerga para ser la referencia ofensiva y se marchó tras 9 partidos y 9,1 puntos de media. Como recambio, firmó Eric Demers y el estadounidense tampoco ha convencido. A pesar de su innegable talento como tirador y partidos como el de los 28 puntos ante Cartagena, le ha faltado regularidad.
El otro gran tirador del “roster” es Maj Kovacevic, titular en gran parte de los choques esta campaña, en la que ha sido su mejor año a nivel anotador. Sin embargo, su falta de esfuerzo en defensa y su lesión en la pierna que le ha apartado en los partidos claves hacen de su temporada una decepción. Con un perfil totalmente opuesto, Dani Manchón ha acabado siendo el “2” más destacado del UEMC.
Como principal defensor exterior del equipo, fue creciendo a partir de su esfuerzo y se convirtió en uno de los nombres propios de los suyos en los últimos encuentros. Por último, Samkelo Cele firmó en marzo como una eminencia en el baloncesto africano y la actitud defensiva como principal virtud. Sin embargo, ha terminado aportando más en ataque y no ha podido dejar patente su juego en sus 12 partidos como blanquivioleta.
En cuanto a los aleros, ninguno de los dos ha tenido su año, aunque por diferentes motivos. En el caso de Juan García Abril, el joven vallisoletano no ha gozado de la confianza que depositó en él Paco García el pasado año y sus minutos se han visto disminuidos a 10 por partido, haciendo de su impacto casi anecdótico. Por parte de Jaan Puidet, el estonio también ha perdido peso en el equipo y no ha podido seguir siendo el multiusos de antaño, aquejado principalmente de una lesión en el hombro que le obligó a parar durante varias jornadas.
Pasando a posiciones interior, hasta tres jugadores han conformado la posición de ala-pívot. Amanze Egekeze llegó a Valladolid como una apuesta y, a pesar de dar algunas pistas sobre su versatilidad, una lesión de rodilla le impidió disputar más de 9 choques hasta su salida en enero. La temporada de Sergio de la Fuente ha sido, probablemente, la más dolorosa de su carrera.
El vitoriano ha dejado patente que ya no cumple con el nivel en la categoría, jugando solo10 minutos por partido con una aportación residual, haciendo evidente que estamos ante un final de ciclo para el capitán. Por último, Josh Mballa, que llegó en enero, ha sido, casi con total seguridad, el mejor jugador de Valladolid. Su final de liga ha sido estratosférico, estando omnipresente en el parqué y siendo el principal motivo por el que los castellanos han llegado con opciones de permanencia hasta la última jornada.
Cerramos este repaso hablando de los pívots, quienes también han sido tres en esta 24/25. El más efímero fue Davis Rozitis, que permaneció en la entidad por dos meses y medio y, a pesar de ya no ser el de Ourense o Girona, fue un recambio útil ante la lesión de Wilson. El americano comenzó la temporada con lesión en la 4 jornada, algo que le apartó por varias semanas.
Sin embargo, a su vuelta se convirtió en un seguro cerca del aro, anotando y reboteando con facilidad. Como “pero” podríamos decir que no dio un paso adelante cuando la pelota más quemaba. Por último, terminamos hablando de Vasilje Vucetic, quien, al igual que Kovacevic, no pudo disputar los tres últimos duelos de competición. El serbio también decepcionó después de buenos años en LEB y fue perdiendo importancia en el juego vallisoletano y su rol de titular fue asumido por Wilson.